Conciliación trabajo y hogar
Caso
Begoña es maestra en una escuela de inspiración cristiana, sin fines de lucro. Está casada y tiene cuatro hijos. Ha asistido recientemente a una conferencia sobre la conciliación entre la familia y el trabajo. La conferenciante ofrecía consejos prácticos, muy útiles para compaginar las distintas actividades que se le presentan a una mujer casada en la actualidad. Las recomendaciones la tocaban de cerca, porque la misma conferenciante ofrecía ejemplo en esta conciliación: lleva muchos años con un matrimonio feliz, con varios hijos y cierto prestigio en su profesión como catedrática. Al mismo tiempo, señalaba, basándose en la Doctrina Social Iglesia, la prioridad del cuidado de la familia. Añadía que, aunque es loable el sacrificio de muchas madres por combinar familia y trabajo, también es razonable que una mujer decida ocuparse a tiempo completo de su hogar e hijos, porque se trata de una actividad muy noble, que supone una gran aportación a la sociedad. Además, en ocasiones puede ser incluso la solución económicamente más eficiente, porque la ausencia del salario se podría compensar con los ahorros en los gastos por servicios domésticos.
Al acabar la conferencia, y mientras se dirige a casa, Begoña se queda pensativa. Le apasiona su trabajo en la escuela y nota que los directivos valoran su contribución. Sin embargo, sabe que en los últimos años la situación económica de la escuela es algo apretada, y no parece que vaya a cambiar mucho el panorama próximamente. A ella y a su marido les gustaría tener más hijos, pero recuerda que, durante sus embarazos, no había sido fácil suplirla en la escuela: el presupuesto no permitía acudir a sustitutos, y había sido necesario sobrecargar a sus colegas con clases adicionales. Begoña nunca ha sentido presión por parte del equipo directivo de la escuela en esos momentos, pero sabe que alguno de sus colegas se había quejado por el aumento de trabajo.
Al día siguiente, durante una conversación con su amiga Covadonga, madre de familia como ella y a la que valora por su criterio cristiano, aprovecha para manifestarle sus dudas: ¿cómo compaginar su deseo de tener más hijos con las dificultades objetivas que esto supone para la escuela y para sus compañeros de trabajo?, ¿sería mejor dejar su puesto laboral y dedicarse a tiempo completo al hogar?, ¿está obligada, de algún modo, a dejar espacio a otras personas en la escuela, si prevé que tendrá que seguir pidiendo la baja por maternidad?
Se pregunta:
‒ ¿Qué enseñanzas del Magisterio reciente podrían servir para encuadrar la cuestión de la conciliación entre familia y trabajo, especialmente para el caso de las madres?
‒ ¿Es razonable que Begoña se plantee dejar la escuela, teniendo en cuenta la situación económica de la institución y en previsión de que tendrá que seguir pidiendo la baja por maternidad?
‒ ¿Qué consejos podría dar Covadonga a Begoña?